En excentia nos encanta estar al día, ser conscientes de las últimas novedades tecnológicas, innovar constantemente y aprender cada día un poquito más. Forma parte de nuestro ADN, de nuestra apuesta por la mejora continua. En línea con todo ello, no podíamos dejar de hablar de uno de los grandes temas del momento (y con razón): la transformación digital, la industria 4.0, o como todo ha cambiado y cambiará a un ritmo vertiginoso.
Empecemos por el principio: mucho se habla, se debate y se generaliza acerca de la transformación digital. No nos engañemos, es una buena señal: la industria, incluso la más clásica, la menos innovadora, está al loro de lo que sucede a su alrededor. Es un principio básico de la estrategia empresarial. Pero querer informarse no significa que efectivamente sepamos qué es eso de la transformación digital.
Este es el punto, en el que quizás decepcionemos a muchos… Si no estás preparado, no sigas leyendo, mejor escríbenos y empecemos de cero.
Implantar un CRM, instalar el ERP más moderno, tener una página web y vender por internet, NO es transformación digital. Así que cuando el vecino te comente super orgulloso que han implantado SAP y contratado a una agencia que les hace publicidad en internet, no te dejes impresionar. Tan solo han adquirido tecnologías, pero no necesariamente han iniciado una transformación digital. Hagamos un símil para entendernos todos: puedes ir al gimnasio, entrenar cada día, aumentar el ritmo de las pachangas del domingo, pero querido, eso no garantiza que seas Cristiano Ronaldo. Obviamente no está mal que lo hagas y Cristianito tuvo que empezar haciendo eso para ser quien es hoy, pero no son los únicos factores que han influido en su éxito.
Ahora que nos vamos entendiendo, puedes empezar a imaginar que sí, la transformación digital implica la utilización de las nuevas tecnologías, pero que para que efectivamente “transforme” tu negocio, han de ser utilizadas correctamente, implementadas en una estrategia, analizadas y medidas constantemente.
En palabras del IEB School: “la transformación digital son las nuevas oportunidades de estrategia de negocios que surgen gracias a la aparición de nuevas tecnologías.” Por tanto, la transformación digital no es implementar nuevas tecnologías, es obtener oportunidades y ampliar posibilidades estratégicas de negocio gracias a su correcta utilización. Y para ello, también vamos a necesitar de un equipo humano que sepa sacarles el máximo partido y de un espíritu corporativo que esté dispuesto a innovar a ir más allá y a no quedarse sólo con la parte fácil.
De esta nuestra definición, consideramos fundamentales dos aspectos implícitos en la palabra “transformación”: el cambio organizacional y la relevancia del equipo. Veámoslas con más detalle.
Antes de iniciar cualquier plan, cualquier estrategia de implementación de la tan resonada transformación digital el primer paso es querer transformarse. Suena a topicazo y a libro de autoayuda, pero por nuestra experiencia os podemos asegurar que es fundamental. La resistencia al cambio ha sido la culpable de la caída de numerosas compañías en nuestro país y también el hecho de creer que estás haciendo algo cuando realmente no es así. Incluso las empresas más innovadoras pueden caer en esta “trampa”: creer que con una partida presupuestaria para la innovación y la introducción de herramientas tecnológicas es suficiente, es una forma de autoengaño.
La transformación digital ha de instaurarse en los valores de la empresa, ha de formar parte del sentimiento de todos los miembros del equipo, ha de llegar para quedarse y no considerarse otra moda pasajera a la que simplemente sumarse al carro. La industria 4.0 forma parte de los objetivos y las estrategias empresariales, no es un concepto abstracto, y como tal, ha de medirse, evaluarse y adaptarse constantemente.
Las empresas han de reconstruirse a sí mismas, reinventarse cada día para conseguir adaptarse a las necesidades del presente y del futuro. La transformación tiene que ver con el valor de los servicios, la mejora del modelo de negocio, la innovación, la diferenciación y las fortalezas.
Definir la estrategia digital implica que todos los departamentos se sumen al cambio y colaboren en conjunto. Para transformar, las organizaciones deben rediseñar sus modelos subyacentes de negocio y operativos, así como los productos y servicios resultantes.
Para lograr todos esos cambios, esa reinvención y transformación, la clave son las personas y no las tecnologías como se tiende a asumir.
Todos los departamentos están implicados en el proceso, y el éxito de la transformación recae principalmente en las personas – nosotros, el equipo, los que trabajamos día a día somos los que tenemos que asumir en nuestro ADN el cambio digital. Este artículo de Daniel Marote lo resume muy bien. Os animamos a que lo leáis, en excentia lo suscribimos completamente.
Por otra parte también hay que recordar, que la generación del milenio (los millenials como nos gusta llamarlos) no sólo son clientes sino trabajadores, parte del equipo. Sus necesidades, expectativas y procesos son diferentes y la transformación digital también implica adaptarse a ellos. Los nuevos empleados interactúan, se comunican y están motivados por agentes diferentes. No adaptarse a este perfil laboral también es significado de negación del cambio. Las organizaciones y directivos han de hacer el esfuerzo también por sacar el máximo partido a lo que todos sus trabajadores, incluidos los más jóvenes, tienen que ofrecer.
Fíjate si la transformación digital es relevante y necesaria que los órganos públicos con sus lentos procesos burocráticos y su delgado margen de flexibilidad, ya están no sólo transformándose sino ayudando a la industria del país a hacerlo.
Como resultado surge la iniciativa Industria Conectada 4.0. Mediante este programa, el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, aporta una plataforma de ayuda a las empresas que incluye entre otros una herramienta de medición del grado de transformación, llamada HADA.
¡Descubre más sobre esta iniciativa aquí!
Con esta primera entrada queríamos sentar las bases, el punto de partida de la transformación y empezar a cuestionarnos y a reflexionar acerca de la necesidad de las organizaciones, grandes y pequeñas, de asumir el cambio, de usar las tecnologías para mejorar, continuamente.
Sin embargo, aún queda mucho por contar: volveremos con una segunda parte dónde entraremos de lleno en las fases del plan de transformación y analizaremos casos de éxito. ¿Qué os ha parecido esta entrada?, ¿queréis que hagamos una tercera parte?, ¿de qué más podemos hablar? No dudes en dejar un comentario. Estamos aquí para escucharte.