Hoy queremos retomar un tema de esos ligeros que nos gusta leer un lunes por la mañana mientras tomamos café y cogemos energías para el resto de la semana: la gamificación. Nos parecía un buen momento para recordar este tópico que se puso tan en la cresta de la ola hace unos años y que no queremos que se baje nunca del carro durante el desarrollo de nuestra pasión: hacer las cosas mejor. Y si además de hacer las cosas mejor, nos divertimos con ello… ¿Qué te parece? Tú también quieres claro… Pues venga sigue leyendo que te enseñamos cómo.
Ya respondimos a esta pregunta tiempo atrás, pero es bueno empezar por el principio y sobre todo ayudar a aquellos que todavía no saben de lo que estamos hablando. Nuestro compañero Jesús nos decía en su artículo Gamificas o Caducas que la gamificación es el uso de la mecánica de jugabilidad en contextos ajenos a los juegos, con el fin de potenciar la motivación, la concentración, el esfuerzo y muchas más cosas favorables que fomentan el desarrollo de tareas.
Concepto relacionado con la teoría de la diversión que afirma que la diversión es la forma más fácil de cambiar el comportamiento de la gente. Para muestra un botón. Volkswagen realizó una serie de anuncios demostrando la validez de esta teoría en la que se sustenta la gamificación.
En definitiva, gamificar es convertir el trabajo en un juego con el objetivo de mantener motivados a los trabajadores. ¡Ojo! No confundamos juego con cachondeo, que somos muy dados… Todo juego tiene unas normas y unos objetivos. Y todo jugador quiere una única cosa: ganar, y para ello hay que ser el mejor. De ahí la relación entre gamificación y mejora continua.
Por cierto, puede que conozcas a la gamificación con otro nombre, que puristamente hablando sería más correcto en la lengua española. Fue otro de los grandes temas de debate en Twitter… ¿Gamificación o ludificación? Google, que lo sabe todo, dice que en España lo de ludificación no se lleva mucho… Mira que nos gustan los anglicanismos. Ay, si es que en inglés todo suena mejor, ¿verdad, despliegue continuo? (continuos deployment es más cool, venga no lo niegues)
Bueno, entonces, ¿por qué convertir los proyectos en juegos? Pues por lo que conseguimos al hacerlo (si lo hacemos bien claro):
Motivamos a los trabajadores. La tarea más monótona puede convertirse en excitante si logramos recompensas por su realización.
Unimos al equipo. Colaboran entre ellos, comentan las jugadas y se pican, porque no lo vamos a negar… lo que nos gusta un pique.
Generamos un sentimiento de comunidad y una elevada cultura y comprensión empresarial.
Aprendemos. Desde niños nos enseñan con juegos porque está demostrado que mejoran la retención de los nuevos conceptos. No te acuerdas de lo que el profe que leía las dispositivas en la facultad te enseñó, pero si te acuerdas de la jugada que aprendiste en aquel entrenamiento de chaval en el que te lo pasaste genial…
La gamificación es la plataforma perfecta para reconocer los éxitos a nuestros mejores trabajadores y también para detectar problemas tempranamente y poder ayudar a aquellos que no consigan su objetivo.
El siguiente paso lógico. Todo es bonito, pero, ¿y en la vida real? ¿De verdad podemos convertir a los proyectos en juegos? De nuevo las últimas tecnologías nos han permitido llegar a soluciones que a priori parecen inalcanzables.
Existen multitud de formas mediante las que podemos gamificar. De hecho, el primer proceso de gamificación se produce precisamente cuando diseñamos el sistema de juego. Nos proporciona información tan relevante como la definición de objetivos clave o la formación de equipos de trabajo.
Las prácticas más conocidas pasan por los sistemas de rankings. Por cada objetivo un pin positivo, por cada error, uno negativo. Por otra parte, este sistema llevado más allá también suele funcionar en las organizaciones más funcionales. Por cada 5 pines positivos un pase de spa para dos, o una cena, o una caja de vino…
Podemos hacerlo también como una rifa. Cuántos más objetivos cumplidos, más boletos consigues para el sorteo del gran premio. En este artículo podéis encontrar una serie de plataformas tecnológicas para ayudarnos con la gamificación. A nosotros también nos gusta mucho Kahoot. Es ideal para formaciones internas y para tus charlas. Puedes recoger feedback muy valorado en cuestión de minutos además de incentivar a aquellos que te están escuchando para que te presten atención.
Si viniste al SonarSource City Tour ya lo sabes y si no, te lo chivamos venga… El equipo de Sonar nos contó que para su próxima LTS están pensando en incluir funcionalidades que permitan gamificar. Nos mostraron una versión beta muy chula que despertó el interés de muchos de los asistentes. ¡Acaba de salir la última actualización y ya no podemos esperar a la siguiente!